ANEMIA: DESVALORIZACIÓN Y AMBIENTE FAMILIAR TÓXICO
La anemia es el resultado de una concentración baja de hemoglobina en la sangre, que se forma a partir del hierro.
La hemoglobina es la molécula que se encuentra en el interior de los glóbulos rojos de la sangre y sirve para transportar y distribuir el oxígeno desde los pulmones por todo el organismo
Desde un punto de vista biológico la sangre simboliza la alegría de vivir y representa también a la familia, al clan, los lazos familiares.
La persona anémica ha perdido precisamente esa alegría de vivir y se encuentra envuelta en sentimientos de desvalorización en sus relaciones y con respecto a lo que hace (especialmente en el clan).
Las personas anémicas muy frecuentemente se ven invadidas por el desánimo, la debilidad y la inseguridad.
En los casos de anemia ferropénica entran en juego tanto el calcio, que representa la función paterna, como el magnesio, que representa la función materna. Suele tratarse de casos en los que tanto el hombre como la mujer precisan ayuda en sus respectivas funciones paterna y materna. Además, suelen ser personas que interiormente sienten –sin conocer conscientemente el motivo- que no desean molestar a la familia o creen que deben vivir lo menos posible en la familia porque molestan.
En definitiva, sentimientos persistentes de ahogo en la familia; atmósfera familiar tóxica que impide respirar bien, si carecemos de la cantidad adecuada de hemoglobina en la sangre es porque hay alguien en el clan familiar a quien nos gustaría que no le llegue oxígeno; alguien a quien nos gustaría excluir –expulsar- del clan.
Por tanto, la persona anémica debe reconocerse, afirmarse y valorarse para tomar conciencia de que no depende ni debe depender de la valoración, aceptación y reconocimiento de los demás.
La persona con anemia debe analizar y tomar conciencia de sus conflictos familiares y de la carga emocional que le produce vivir recurrente mente en ciertas situaciones. Debe extraer la conclusión visceral de qué es lo que tanto le irrita y cuál es y cómo se manifiesta su desvalorización para tomar decisiones y salir de esas situaciones tóxicas, aumentando su valoración personal y autoestima.
Durante el trabajo terapéutico de los casos de anemia, además del sentido biológico que entraña la propia anemia, así como los elementos implicados (sangre, glóbulos rojos, hierro y oxígeno), se tiene muy en cuenta la información de la propia persona para reconocer la carga emocional, que ha generado la enfermedad. Asimismo, el estudio del Proyecto.
Sentido y del Transgeneracional – Arbol Genealógico proporciona información muy relevante porque en la mayoría de los casos el conflicto que programó la anemia tiene su origen en circunstancias traumáticas sufridas por un antepasado o por los padres durante el embarazo o los tres primeros años de vida del enfermo. En definitiva, la anemia, como todas las afecciones de la sangre, suele ser la expresión de conflictos transgeneracionales no resueltos que se han ido transmitiendo de generación en generación a la espera de que un miembro del clan pueda reconocer el programa de baja estima y trascenderlo eficientemente.
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